Alta Gastronomía en formato popular, preparada para degustarse y, sobre todo, disfrutarse en un escenario acogedor, sin formalismos innecesarios. Así se resume la fórmula fresca y directa del Restaurante Lígula de Málaga, impulsado por José E. Muñoz, uno de los 10 Grandes de Málaga integrado en Cocina del Retorno.
La creatividad desbordante de cada propuesta y su elaboración impecable, claves permanentes de Lígula, convierten cada visita a sus mesas en una fiesta de los sentidos. Esa satisfacción profunda, generada por una ensaladilla rusa absolutamente magistral o por unos fideos tostados con pollo o con pulpo de nivel supremo, se refuerza con una cuenta final super ajustada.
El restaurante situado en el barrio de Cortijo Alto, a muy pocos metros de los Juzgados de Málaga capital, reivindica el universo Gourmet más entrañable, el mejor adaptado al tiempo actual de limitaciones y al que se abrirá después de la pandemia.
EL SECRETO DE LA SENCILLEZ
En Lígula se disfruta de Alta Gastronomía cercana, amable, que lanza siempre una señal de complicidad a la persona sentada a la mesa.
La mejor muestra llega de la mano de su ensaladilla rusa, una sinfonía de sabores que acaricia cada papila gustativa. Conduce hasta la gloria por la armonía de todas sus notas, sin mostrar el menor punto débil.
La mahonesa, la patata cocida o la regañá que adorna toda la composición están elaboradas con delicadeza para multiplicar las buenas sensaciones en el paladar. Es un plato con un nivel supremo.
Unas croquetas de rabo de toro, el segundo pase de un almuerzo informal desarrollado en plena terraza, al aire libre, confirman la grandeza de esta cocina inquieta, capaz de descubrir una nueva cara, siempre exquisita, a las propuestas tradicionales.
Crujientes, con una masa delicada, que se funde pronto en la boca, y con esa huella de carne suprema bien cocinada. Todo un acierto.
FIDEOS DE ETIQUETA
Los platos principales de esta mini experiencia Gourmet estuvieron protagonizados por fideos. Sí, fideos como los habituales en caldos y sopas de toda la vida. Probamos los fideos tostados con pulpo y los fideos tostados con pollo.
Su presentación en una especie de barcas ya pone la primera sonrisa en la boca. Es una advertencia de la personalidad marinera de estas propuestas, que confirman su potencia con un aroma generoso, capaz de disparar la generación de jugos gástricos.
El maridaje entre los fideos y el pulpo es impecable, con el toque jugoso de un caldo de fondo que multiplica el placer en la nariz y en la boca. Muy divertido y muy reconfortante, especialmente jovial.
La otra versión de los fideos, maridada con pollo, ofrece una sensación más terrenal, más adulta, más clásica. Es Alta Cocina en versión asequible, que fomenta las aficiones Gourmet más incipientes.
En Lígula se disfruta del planteamiento fresco y desenfadado de un maestro de los fogones en pleno crecimiento. Ahora es el momento.