Una de las calles emblemáticas de Málaga capital, la calle Carreterías, es, también, una de las más dinámicas desde la perspectiva Gourmet. Heladerías creativas, panaderías de vanguardia y… la sorpresa, Caramello Salato, una pastelería que recoge toda la tradición dulce de Nápoles a través de las manos maestras de Raffaella Pánico y Luigi Mazzarella.
Luminosa, amplia, decorada en verde y blanco, cariñosa, apetecible, Caramello Salato atrae a la clientela desde la primera mirada. Su propuesta Gourmet, a base de bollería artesanal de colores intensos, de tartas voluptuosas, de pasteles elegantes, redondea la acogida.
El toque final llega a través del café, napolitano claro está. Es un café de verdad, excelente, gratificante, de los que te animan a tomar varias tazas por la intensidad de su sabor, por la armonía de su combinación. Café de verdad, nada de ese café carbonizado que nos castiga habitualmente en establecimientos con pretensiones y, también, en bares o cafeterías que no cuidan a su clientela.
EL PISTACHO, DEL VERDE A LA GLORIA
Un cruasán con filigranas verdes relleno de crema de pistacho marca en Caramello Salato entre la tierra y la gloria. Esa crema de relleno, preparada instantáneamente, ofrece otra dimensión a un bollo bien hecho, con un diseño muy barroco. La crema es melosa, dulce pero sin exageración, con la fragancia del pistacho, y se sirve levemente templada… sí, en Nápoles conocen bien como hacer la existencia más agradable.
La otra petición, un lazo tipo mil hojas con crema pastelera, estaba en esa misma línea de calidad. La crema ligera, con un punto cítrico, alcanzaba una cota magistral. Este lazo se presenta como un remanso de paz Gourmet para disfrutar al máximo de cada sorbo de café.
Podemos asegurar que Caramello Salato es uno de los grandes descubrimientos en el Corazón Gourmet de Málaga. Artesanía, calidad y un extra de simpatía son las claves de una pastelería que se queda en la memoria
Una gran sorpresa Gourmet en Calle Carreterías. La pastelería Napolitana, elegante y exquisita, está en las raíces de una distinción mediterránea muy especial. En Nápoles se saborea la existencia a cada instante. Ese mismo lujo ha llegado a Málaga de la mano de Caramello Salato.
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