La crianza en la dehesa, complementada con hierbas y otros recursos naturales en ese mismo espacio natural, es la tarea maestra que permite elaborar un genuino jamón de bellota 100 por 100 ibérico con el sello Cárdeno.
Los 3 años de curación mínima de esa pieza en las bodegas centenarias de Cárdeno redondea la tarea de los maestros jamoneros de una empresa con más 112 años de historia de calidad excepcional.
Cárdeno, el gran especialista en ibéricos supremos de Fuentes de León, en Badajoz, ha mostrado todos sus tesoros ibéricos en la VIII Cumbre All Stars con la garantía de calidad más poderosa: 4 generaciones de artesanos enamorados de su tarea y más de 112 años de perfeccionamiento en todos los aspectos relacionado con el auténtico cerdo ibérico de bellota.
Un pionero del sector, Plácido Cárdeno, inició este culto al producto más exquisito en 1910 con un objetivo absolutamente innovador en aquel tiempo: lograr el máximo conocimiento de los ibéricos de Cárdeno fuera de los límites regionales de Extremadura. Cárdeno es, desde aquel momento, un referente en el sector.
El resultado de dicho plan de trabajo con 112 años de experiencia se refleja en un catálogo de especialidades que incluye: desde jamón ibérico de bellota al 100 por cien o jamón ibérico de bellota al 75 por ciento hasta paleta de bellota ibérica al 100 por cien y al 75 por ciento, lomo de bellota ibérico al 100 por cien y al 75 por ciento, lomito ibérico de bellota, chorizo especial bellota, salchichón especial bellota o el siempre magistral morcón de bellota.
DESDE LA MAYOR DEHESA DE ENCINAS DE EXTREMADURA
La dehesa, ese espacio natural idóneo para el desarrollo del cerdo ibérico, es una de las claves distintivas de todos los productos comercializados por Cárdeno. Esta empresa familiar dispone en Fuentes de León de la mayor dehesa de encina del sur de Badajoz y norte de Huelva, situada en las estribaciones de Sierra Morena y a más de 800 metros de altitud.
El escenario y el clima son perfectos para obtener el mejor jamón de cerdo ibérico de bellota y los restantes derivados del mismo animal. El otro componente imprescindible para lograr ese resultado supremo es un cerdo ibérico al 100 por 100, con una pata fina y delgada, muy estilizada, que confirma la pureza de su raza.