Resulta absolutamente inexacto que se quiera resumir la enorme oferta y el potencial gastronómico de actualmente tiene España, uno de los grandes destinos turísticos del mundo, con 228 reconocimientos (11 tres estrellas Michelin; 33 dos estrellas y 184 tres estrellas). La realidad es que la propuesta elitista y excluyente de Michelin que fue moda en el siglo pasado ha dejado paso a una gastronomía transversal, inclusiva en todos los sentidos, diversa y asequible. La cortina de humo de la estrella verde no sirve para retratar el nuevo panorama.
Es inexacto y hasta ingenuo querer reflejar la riqueza del sector turístico gastronómico español en una ceremonia repetitiva, con las mismas caras año tras año, donde el mayor honor de los premiados es hacerse una foto con un directivo de multinacional que no habla castellano. Una dinámica que a fuerza de repetirse muestra sus efectos narcotizantes con la creatividad de los chefs y equipos de cocina, así como con la audacia informativa y espíritu crítico de la prensa.
Así es el balance de la nueva Guía Michelin en el ámbito nacional. Un análisis que se recrudece especialmente en el entorno de Málaga, el foco de mayor creatividad gastronómica de España. Con un sector turístico potente y una capital en plena expansión. Aunque es de agradecer, no parece el reconocimiento suficiente la nueva estrella para un restaurante japones absolutamente minoritario. Las dos estrellas para el negocio tutelado en Madrid por el malagueño Dani García no repercuten en la provincia, ni en sus productos agroalimentarios artesanos.
Reconocimiento de la Roja que estaba previsto llegara este año por la aparente influencia del que fuera jefe de prensa de Michelin, Ángel Pardo, retirado de la multinacional en la Costa del Sol desde la pandemia y que ahora trabaja a través de su propia agencia de PR para restaurantes con estrella de la provincia y candidatos. El efecto Pardo se ha terminado y este año ya no ha estado en la Gala de Valencia, toda una señal de la multinacional del nuevo rumbo emprendido.
Málaga y toda Andalucía necesitan, por tanto, motores que visibilicen su enorme trabajo y potencial. Motores de nueva generación para el territorio con más futuro gourmet de Europa. Esa es nuestra misión, un cometido que impulsamos todos los días y que hoy ilustramos con la imagen que encabeza el texto, una de las creatividades que se contemplaron para el logo inicial de Marbella All Stars, origen de Grupo All Stars, hace seis años, Finalmente se desechó por el parecido de las estrellas al símbolo de Michelin.
La estrategia estratosférica e inexplicable de Michelin con la concesión de sus estrellas, cuestionada en la propia Francia, su país de origen por querer asumir o copar el propio espíritu gastronómico nacional poco aporta a un territorio concreto como Málaga o Andalucia. Al final los restaurantes “elegidos” se identifican con propuestas desarrolladas sólo para gustar a Michelin o precios excesivos, sin vigencia en la nueva sociedad. Esos fueron precisamente los argumentos de Dani García para renunciar a las estrellas hace dos años. Es evidente que como el chef malagueño no quería los reconocimientos, la Guía Roja se los ha vuelto a dar. Ahora toca esperar cuanto tiempo tardará en volver a renunciar a ellas.
Son las contradicciones de Michelin, las situaciones absurdas que le permiten seguir llamando la atención desde el punto de vista del marketing. Una estrategia que funciona muy bien en España, un país necesitado de una prensa gastronómica más analítica y crítica.
Es evidente que como el chef malagueño (Dani Garcia) no quería los reconocimientos, la Guía Roja se los ha vuelto a dar. Ahora toca esperar cuanto tiempo tardará en volver a renunciar a ellas.
Me parece genial dentro de un texto absolutamente impecable, que describe el mito Michelin con toda crudeza.
Siempre los mismos, siempre las mismas caras, siempre las mismas zonas favorecidas, siempre las mismas propuestas olvidadas.
Estamos, de todos modos, ante un final de ciclo y de modelo. Todo este montaje, basado en un libro que no se abre a internet y que no funciona en Redes, edificado sobre unos criterios más oscuros y cambiantes que los manejados por el Director de Carrera de Fórmula 1 en el último Gran Premio de 2021, tiene fecha de caducidad. Lo saben sus impulsores, caso del ya jubilado Angel Pardo o de la defenestrada Mayte Carreño, pero aún no lo conoce ese grupo numeroso de profesionales de los fogones que sueña con el reconocimiento.
Se reproduce el triunfo y el hundimiento de un montaje similar en el sector del automóvil y a nivel europeo: el Coche del Año, COTY. El acontecimiento de los años 80 y 90, que movilizaba presupuestos astronómicos de los departamentos de comunicación, que repartía prebendas entre grupos de prensa y periodistas adeptos, ha languidecido en el tiempo digital hasta no ser….Nada. Michelin viene del sector del automóvil… nada más que decir.
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