Neones delicados, plantas cuidadas y cristaleras exquisitas son algunas de las pistas que conducen a la “sala de máquinas” de Asador Marino Tinta Negra: a las parrillas, con su aislamiento de vanguardia, controladas de modo magistral por José Manuel Berenguer, el “Señor del Fuego”.

Ese centro neurálgico del restaurante almeriense ofrece un punto majestuoso a los productos que desfilan por sus brasas. Es un fuego delicado, nada agresivo, que ennoblece cada producto para acariciar el paladar de cada comensal con: detalles de humo super aromáticos, puntos crujientes en cada producto y un despliegue de alegría.

Tinta Negra muestra el lado exquisito del asador clásico, sí, pero volcado en el mañana. Es un ejemplo de respeto a las preparaciones al fuego, protagonizadas por: piezas marinas, que proceden del Mediterráneo más cercano, y piezas vegetales, llegadas de un campo excepcional. Producto de cercanía siempre, el orgullo de Almería.

Nuestra cena para 2 personas ha sido de una intensidad excepcional, con entradas de alto nivel que nos han conducido de forma sutil hasta… la gloria, hasta una cherna a la parrilla… soberbia.

Explico que es una cherna, uno de los pescados supremos del Mediterráneo. Es un mero de roca, un pez gourmet, y nunca mejor dicho, capaz de transmitir el lujo de los mariscos que componen su menú a una carne firme, blanca, repleta de aromas y sabores delicados… con el toque crujiente de su paso por el fuego. Majestuoso.

La experiencia en Tinta Negra merece la calificación máxima, confirmando las recomendaciones de otro mago de los fogones que procede de Almería: Manuel “Manolo” Benavides, corazón de La Tirana, Restaurante Recomendado 2025 por Grupo All Stars y, con seguridad, el más exquisito de una Marbella elegante y global, sin rastro de “postureo”.

Vuelvo a la cena. Hemos ido desde un aperitivo con raíz andaluza, un ajoblanco de almendra y uva, hasta una ensaladilla rusa con velo de gamba blanca, 9,50 euros, que nos han regalado los toques de mar y frescor exclusivos de las gambas crudas del mar de Alborán.

Unas gambas rojas de ese mismo mar, acariciadas por las brasas de José Manuel Berenguer nos ha llevado ya a la gloria, sin paradas intermedias. 16,50 euros.

La magia de los vegetales ha llegado con una ensalada: espinacas, hechas para regalar sus notas crujientes; mango; y aguacate. Con sorpresa final: el aliño de jengibre. 10, 50 euros. Sabores intensos, refrescantes, que alegran el paladar y no cargan el aparato digestivo.

Redondeamos la experiencia con la gran estrella de la noche: la cherna, un lomo con acompañamiento de vegetales, todo elaborado en el templo al fuego que Tinta Negra tiene en su corazón. 40 euros. Aún recordamos la magia de este pescado.

La nota final, en la barrera de los 100 euros, es correcta por la calidad de cada plato, por la atención profesional de todo el equipo de sala, por la categoría de las instalaciones y, por supuesto, por esa cherna, gloria del mar, que hemos disfrutado con… devoción. Es una oportunidad que se presenta pocas veces en la vida.

Ahora os cuento algunos detalles extra de un restaurante imprescindible en Almería, capaz de transmitir el auge gourmet de un territorio, con campo y con mar, que aún respeta la inocencia y la pureza.

CUESTIONES ARDIENTES

En Tinta Negra se respira la pasión por la calidad suprema. Se percibe en cada detalle nada más atravesar su puerta y aporta una sensación super acogedora desde que te sientas en una de sus mesas.

Esa cordialidad, esa conexión amable, marca la primera propuesta de la noche: un ajoblanco de almendra y uva. Reconfortante, es el adjetivo inicial tras un paseo por el centro de Almería con temperaturas bajas. La segunda nota habla de delicadeza, de elegancia.

La almendra de esta provincia, una joya gourmet, deja su huella en una crema espesa, pero sin exceso, que transmite grandeza al paladar. Nos hemos enamorado de este ajo blanco.

CRUDO Y HECHO, LIGERAMENTE HECHO

Ensaladilla rusa para iniciar el menú, ¿conocéis algo mejor? La ensaladilla que sale de la cocina de Tinta Negra es más consistente que la malagueña. Es, también, más marinera, una cualidad que se dispara en la boca de las personas sentadas a la mesa por ese velo de gamba blanca, único, que redondea el plato.

Con esas gambas, crudas, sutiles, mediterráneas, se asciende a la gloria desde el primer bocado. Puro placer. Es el ingrediente que multiplica el valor de una ensaladilla que ya tiene mucho nivel. Nos ha gustado la ensaladilla y recordaremos siempre ese tesoro marino encargado de redondear el plato.

Seguimos en el capítulo gambas, pero pasamos de lo crudo a lo hecho… ligeramente hecho como anunciaba hace un instante. Unas gambas de la costa almeriense, acariciadas por las brasas de José Manuel Berenguer, nos han reconciliado con todo lo imaginable. Sobresaliente Cum Laude.

Carne firme, aroma envolvente, sabor profundo, que más os puedo decir. Este regalo del mar de Alborán merece un tiempo especial de cada persona sentada a la mesa por el nivel de la satisfacción que proporciona. Para volver mil veces.

TIEMPO VERDE

Hemos elegido la siguiente propuesta, la ensalada, por la singularidad de sus ingredientes: espinacas, mango y aguacate, puro trópico en el plato, con el sello refrescante del aliño de jengibre. Rompedor y divertido, es un plato pionero de esa Cocina Tropical que merece la única zona de Europa con una climatología tan especial.

Los dos detalles diferenciadores de esta ensalada: las espinacas crujientes, de una sutilidad excepcional, y el aliño de jengibre, transforman el acuerdo entre aguacate y mango en un plato repleto de vivacidad, diferente, que estimula los sentidos Es un gran descubrimiento gourmet.

CHERNA, EL MERO CON TRAJE DE ETIQUETA

Otro regalo del Mediterráneo: el mero más noble, el mero de roca, que los almerienses llaman cherna. Este pescado alcanza un nivel majestuoso cuando pasa por el “fuego sagrado” de José Luis Berenguer.

Un solo lomo, dorado, crujiente, jugoso… impactante en el paladar nos ha puesto en pie, listos para el aplauso más merecido. Genial.

Es pescado blanco, con sabores sutiles que se pasean por el paladar con elegancia, regalando el gusto de su comensal. Más allá del gallo, de la corvina, de la lubina, del besugo, de la urta. Sí, la cherna se sitúa aún más arriba en la jerarquía de lujos del mar.

La fuerza natural de la cherna de Tinta Negra se multiplica con una guarnición muy ligera de vegetales crujientes que te prepara para saborear el siguiente bocado de pescado con el mismo fervor que el primero. De otro mundo.

TRIPLE SALTO MORTAL SIN RED

El postre de Tinta Negra, recomendado por el jefe de sala, ha redondeado un desfile emocionante de propuestas de altísimo nivel. Sí, es una tarta de queso, presente en cientos de cartas, pero con un acompañamiento de altos vuelos: salsa de pistacho. Solo os comento que… aún nos estamos relamiendo.

Es un ejemplo de control del punto dulce, evitando el exceso que genera sed incontrolable. La delicadeza de la propia tarta y la combinación con el pistacho te eleva hasta un momento sublime, de esos que solo se disfrutan cuando superas un reto… imposible: el triple mortal. Un gran trabajo.

Almería vive un momento mágico desde el punto de vista gourmet, gracias al impulso de Cociner@s de última generación que honran los productos excepcionales de costas y campos con los mejores instrumentos del momento. Tinta Negra es un ejemplo de ese auge imparable.

Os añado que preparamos ya la siguiente visita, una “peregrinación” en coincidencia con la inauguración de la muestra del pintor Mariano Fortuny en el Museo del Realismo Español Contemporáneo. Almería es tierra, y también, mar de Arte para todos los sentidos.

Pintores como el Maestro Antonio López o el propio Andrés García Ibáñez, impulsor del Museo de Olula del Río y del nuevo Museo de la capital, están marcando el hoy de una Almería mágica.

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