Está en otra dimensión dentro del universo del atún gourmet. Se llama Bache Padre, presenta la carta marinera más singular de Cádiz, con lo que esto supone en cuanto a imaginación gastronómica, y ofrece un nuevo campo de juego al mejor atún rojo del mundo. En Barbate han conseguido que el atún rojo se vaya de parranda con un mariachi mexicano.
Bache Padre ha hecho el trabajo creativo a partir de un referente global en el tratamiento del gran lujo del mar: la Peña del Atún… de Barbate, por supuesto. El resultado final de ese mestizaje, gaditano y “chingón”, es emocionante desde el primer hasta el último bocado.
El equipo de cocina liderado por Juan Antonio se adentra en burritos, ensaladillas mexicanas, quesadillas, tacos, topos y troncos para cantar las mejores rancheras, a los que añade el atún de almadraba, majestuoso, con el mejor acento flamenco del Barbate.
Nuestro almuerzo en Bache Padre se ha centrado en ese maridaje… casi impensable pero emocionante. Hemos pasado de la ensaladilla chingona y gaditana, con dados de atún marinado, al tronco crujiente de atún, siempre con atún rojo de almadraba.
En el camino de descubrimientos hemos disfrutad con otros dos momentos gloriosos: el taco de atún rojo salvaje, “made in Peña el atún”, el detonante de este nuevo concepto gaditano-mexicano, y el tacotún al cabayaki, con su guacamole, sus quesos y un guiso de atún con setas de los que… “quitan el sentiooo”.
Cada plato sube el listón en el paladar, acelera el pulso y dispara el nivel de emociones con un extra: el precio más ajustado que pueda imaginarse para creaciones elaboradas con ingredientes de calidad suprema.
Las propuestas de Bache Padre se mueven siempre entre 10 y 12 euros, por lo que nuestro almuerzo, con cervezas mexicanas, como debe ser, se quedó por debajo de los 65 euros.
Cocina repleta de vitalidad, poderosa, chispeante y respetuosa, muy respetuosa, con la figura principal: el atún de Barbate, un lujo de mar y de la gastronomía que debe tratarse con todo el mimo. Bache Padre ha abierto un camino magistral, capaz de emocionar en cada experiencia. Cádiz – México – Atún Rojo, la combinación es explosiva.
LA ENSALADILLA QUE LLEGA DE MÉXICO
Deja atrás el concepto de ensaladilla rusa elaborada según una de las 8 millones de recetas geniales de Andalucía, La ensaladilla de Bache Padre utiliza patatas cocidas, si, y también mayonesa, pero se enriquece con crujiente de maíz y con dados de atún marinado.
Es más refrescante, si cabe. Más divertida por el toque crujiente del maíz y más sublime por la aportación de un atún profundo, que impregna el olfato y el paladar con su golpe de Atlántico. Sensacional.
Esta ensaladilla delicada, sin postureo, marca la línea de un restaurante que se sale de los moldes para abrir un campo nuevo en la cocina.
UN CHAPUZÓN EN EL CARIBE O EN EL PACÍFICO
En pleno Barbate, a 100 metros escasos de un monumento gourmet como El Campero, se disfruta de Su Majestad del Mar, el Atún, en otra sintonía. Hemos disfrutado con dos tacos… muy Padres: uno de atún rojo salvaje y otro en clave aún más mestiza: tacotún al cabayaki, con crema de guacamole, guiso de atún con setas y salsa de quesos. Soberbios y diferentes.
El taco de atún rojo salvaje fue el primer ensayo de la Peña del Atún en el camino gaditano y “chingón”. El taco, los 2 tacos, que el plato piensa en dos comensales, y ese atún celestial llegan a cada poro de tu piel. Experiencia gourmet por derecho, experiencia de las que dejan huella en el cerebro y te obligan a volver una y otra vez.
Estábamos en el séptimo cielo y llegó el tacotún… para seguir ascendiendo. Más México, con un guacamole repleto de aromas botánicos y más Barbate, con un atún guisado con setas.
Es tan impactante, es tan delicioso, que te preguntas: ¿Cómo no he probado antes este plato? ¿Qué hacen los críticos gastronómicos, o sucedáneos, que de todo hay en la viña del señor, que no peregrinan hasta aquí para conocer una cocina tan singular? Pura frescura, lo mejor de 2 mundos, de 2 culturas.
UN TRONCO EN EL FIN DE FIESTA
Sí, un tronco crujiente, lo que nosotros conocemos como un “bocata”, a medio camino entre el pan clásico, con el crujiente que aportan unas semillas muy sabrosas, y un pan de hamburguesa. El continente ya es apetecible, ahora queda el contenido: atún rojo de almadraba… en cuerpo y alma.
Creo, creemos ya que éramos dos personas en la mesa, que ha sido el mejor atún que hemos degustado en muchos años. El juego de texturas entre el pan y el atún da para escribir un tratado del buen gusto. La armonía de sabores entre el pan y el atún da para una enciclopedia más completa que la Wikipedia. Un 10 rotundo… y me quedo corto.
Descontamos ya los días que nos quedan para volver a Bache Padre, un espacio fuera de clichés con su impresionante lámpara de techo colosal, elaborada con chanclas de colores de Croc, con eso decimos todo.
Cocina superlativa, global, emocionante y muy seria, muy estudiada, muy en sintonía con las notas impuestas por la generación gourmet más reciente, la que va desde los 20 hasta los…. años (Rellenad la línea de puntos con la cifra que más os guste). Bache Padre ha abierto la puerta a la cueva de las maravillas del atún.