Adelanta su personalidad ya desde la propia entrada: colorida y desenfadada, como una taquería mexicana, pero con la imagen de una geisha japonesa tratada con delicadeza, que avanza su esencia. Japantaco, el restaurante impulsado por Andrés Ezcurra, propone un sushi vibrante, muy enérgico, que emociona por su elegancia.

El tiempo de sushi japomex, sí, habéis leído bien, japomex, se inicia en un centro comercial situado en la nueva Milla de Oro entre Estepona y Marbella, justo en la A7 al lado del Hotel Las Dunas.

Japantaco abre un nuevo capítulo de experiencias gourmet con dos conceptos exquisitos y complementarios: por un lado los tacos mexicanos tratados con técnica japonesa, minitacos y sushitacos; por otro lado los pilares clásicos del sushi, niguiris y sushiroll, pero con toques desenfadados.

Un almuerzo nos ha mostrado todo el potencial del concepto que impulsa Japantaco. Cada bocado sorprende por el juego de texturas y de temperaturas, por la armonía entre sus ingredientes, que se disfruta tanto en la nariz como en el paladar, y por el regalo visual que ofrece cada plato.

La palabra clave es Elegancia, que no equivale a aburrimiento, ni mucho menos. Aquí se disfruta con sabores vivaces, con toques punzantes, con detalles divertidos. Los dos adultos sentados en un escenario acogedor, repleto de vegetación relajante, hemos disfrutado al máximo con la experiencia.

Hemos entrado en este universo particular con los minitacos de pollo kimchi y ternera, 11.20 euros, que disparan los jugos gástricos con su alegría. Unos niguiris de salmón con láminas de Kumquat y crema chipotle, bien flambeados, 6,10 euros, han mostrado los toques magistrales del grande de los fogones que impulsa Japantaco.

Un par de genialidades mestizas en formato sushitaco: puntillas fritas en salsa alioli de ajo negro japonés, 7,90 euros, y langostino crispy, con su langostino tigre en tempura y chipotle, 8,20 euros, nos confirman el potencial del mestizaje japones – mexicano.

El final del almuerzo se redondea con un sushiroll, el Chataign, relleno de langostino en tempura, anguila y otros ingredientes divertidos para el paladar. Son 8 piezas, 19 euros, presentadas en una composición exquisita para todos los sentidos.

Un nuevo aplauso en el momento del postre, protagonizado por el tiramisú de té verde matcha, una tentación irresistible a base de mascarpone, té verde, claro está, y de bizcocho. 7.50 euros. Sutil, ensoñador y sin el menor gramo de azúcar extra.

Aromas bien reconocibles, sabores delicados pero repletos de vida y texturas emocionantes son las claves de la cocina repleta de sensibilidad elaborada por Andrés Ezcurra. Un precio correcto, cercano a 80 euros, redondea el concepto japomex impulsado por Japantaco, visita imprescindible si te mueves por la Costa del Sol malagueña.

MINITACOS, EL PODER DE LA SORPRESA

Impresionan por su frescura y por su potencia en el paladar, como corresponde a unos minitacos de pollo con kimchy y de ternera. Más contundente el relleno de pollo, más insinuante el elaborado con ternera. El crujiente de la tortilla de maíz y trigo añade un extra de diversión en cada bocado.

Esa autenticidad mexicana de los minitacos abre la puerta a la primera propuesta de corte japomex: el sushitaco de puntillas fritas crujientes en salsa alioli de ajo negro japonés. Majestuoso de principio a fin.

Los impactos se multiplican en nuestros paladares: las puntillitas fritas liberan toda su carga marina, bien especiada, con la ayuda del alioli de ajo negro… que necesitaría gigas y gigas de texto para definir su alegría contagiosa. Soberbio.

Hay que añadir el juego de texturas entre la tortilla, las propias puntillitas, tan crujientes como un pan recién horneado, y el alioli sedoso. El acuerdo entre ingrediente explica el revuelo gourmet que este sushitaco ha generado en cada persona de la mesa. Hablamos de un auténtico Top 3 entre las propuestas exóticas de 2024 en toda la gastronomía inquieta.

OTRAS FORMAS DE MESTIZAJE

Originalidad es la palabra que mejor se ajusta a cada una de las siguientes propuestas de nuestro almuerzo. Arrancamos con el niguiri de salmón aburi, es decir, niguiri de salmón flambeado, que va más allá cuando se elabora en Japantaco gracias a sus láminas de kumcat y a su toque de chipotle.

Absolutamente majestuoso. Sí, ese es el primer pensamiento viene a tu cerebro tras degustar este ejercicio de sensibilidad. El niguiri de Andres Ezcurra es de otro planeta. Genera un estremecimiento de placer gourmet que se graba en la memoria de modo indeleble. 10 sobre 10.

El viaje a Japón con toques de México se equilibra con el siguiente plato: el langostino crispy, un taco de langostino en tempura… con crujiente impecable, que se completa con chipotle y lechuga. Es un escándalo para los sentidos.

Templado y frio, crujiente y cremoso, marino y potente… todas esas notas se ordenan desde el bocado inicial en una sinfonía exquisita. Elegancia de nivel supremo. Este langostino crispy se merece un viaje desde cualquier punto de la Península. Seguro.

SUSHIROLL, ARTE PURO

Finalizamos nuestro almuerzo con uno de los emblemas de Japantaco: el sushiroll Chataign, 8 piezas de sushi elaborado con: langostino en tempura, anguila (que es una de las grandes atracciones), alga wakame, cebollino, aguacate, kimchi y… queso filadelfia.

Contundente y, al mismo tiempo, sutil, magistral en todo momento por su respeto por los diferentes tipos de crujientes. Es un plato enérgico, que conjuga los toques marinos de la anguila y el langostino con los detalles verdes del cebollino, del aguacate y del alga wakame.

En el fondo se percibe siempre el queso filadelfia como aglutinador exquisito. Sí, un queso filadelfia, con su punto divertido y evocador.

LA ESCULTURA DULCE

El postre que hemos disfrutado en Japantaco, un tiramisú de té matcha, confirma que el mestizaje produce un resultado superior a los elementos de partida. En este universo global 2 más 2 pueden ser 5 o 6… o 10 si los ingredientes pasan por las manos de Andrés Ezcurra.

Es un tiramisú verde, con el gusto profundo del té matcha y el dulzor del mascarpone italiano bien reforzado por el bizcocho de la base. Cada cucharada lanza una caricia al paladar sin el menor gramo extra de azúcar. Muy, muy bueno.

Japantaco ofrece todo un cursillo acelerado de distinción en cada plato con el mestizaje como factor básico. El restaurante impulsado por Andrés Ezcurra muestra hoy mismo el mañana de esa cocina que va desde México hasta Japón sin olvidar nunca las raíces latinas.

Sus propuestas, super elegantes, abren las puertas a escenarios gourmet desconocidos, repletos de emociones. Volveremos muy pronto para… disfrutar de la otra oleada de propuestas que componen su carta, tan vivificantes como las experimentadas en esta primera visita.

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